Last Updated on 3 años by Eduardo Barahona
Ante los eminentes cambios generados por el mal manejo de los bienes naturales, el clima a cambio de curso y según expertos ecologistas las tormentas han incrementado, las sequias se intensifican y la vulnerabilidad aumenta para la humanidad y los mismos ecosistemas.
Pero no todo parece perdido, en diferentes zonas de El Salvador se gesta una lucha por la defensa del territorio y son mujeres las que están liderando esta revolución por un planeta más verde, apostándole a entender la variabilidad del clima para implementar técnicas que generen beneficio ambiental pero también beneficio económico para sus vidas.
En el marco XI Encuentro del Foro Centro América Vulnerable Unida por la Vida, es necesario valorar y visibilizar esas luchas de mujeres por el territorio, y a su vez rescatar esos conocimientos ancestrales que generan cambios positivos para la madre tierra.
Tal es el caso de Mirna Yolanda Pérez, quien muestra su huerto agroecológico, mientras explica la importancia del mismo para el medio ambiente.
“Aquí en el Zarzal en Guaymango somos 34 mujeres que estamos trabajando con la agroecología de la mano, mire aquí tengo berenjena, zanahoria, rábanos, tomates y una variedad de especies y otras verduras, que nos sirve a mi y a la familia para no gastar, viera para lo de la pandemia, esto nos ayudo mucho” relata, Yolanda.
A su vez, la lideresa nos mostraba una granja de pollos y gallinas, explicando que además de ser una fuente alimenticia, también el estiércol lo utiliza para abonos orgánicos que son regados en sus tierras para luego sembrar en otros espacios.
“Mire, estas gallinitas y pollos los comemos, pero tienen doble función, por el estiércol, lo mezclo con cascarones de huevos, con el pozol del café y con todo lo orgánico, así reutilizo y pues todos esos nutrientes van a la tierra, por eso es que usted ve las grandes berenjenas.”
La agricultura es una actividad que presenta una alta vulnerabilidad frente al cambio climático que depende directamente de las condiciones ambientales (FAO, 2016), estimando diversos impactos en la sociedad principalmente de sectores que dependen de este rubro. Los impactos pueden ser materializados en diferentes sentidos, por ejemplo, hay escenarios que proyectan que en 2050 el precio del arroz, maíz y trigo aumentarían de 5% a 25% como respuesta a los efectos del cambio climático (CEPAL, 2018), lo que puede incidir en la capacidad de los territorios en abastecer y suplir la necesidad básica de alimentación.

A su vez se las mujeres de la zona generan aportes para la construcción de una sociedad resiliente, en diversas acciones para contribuir a la reducción y transformación de las vulnerabilidades climáticas. Bajo estos esfuerzos, se están desarrollando sistemas familiares de producción agroecológica como medidas que permitan asegurar la alimentación de las personas e implementar técnicas ecológicas mejoradas ante la variabilidad climática (cosechas de agua, monitoreo climático, insumos orgánicos), aportando a su vez, a un cambio en la forma de ejercer la agricultura para restaurar la dinámica hídrica de las subcuencas.
Otras mujeres, se encargan de monitorear el clima por medio de los pluviómetros, que son instrumentos científicos con los cuales perciben el agua llovida, para medir las precipitaciones atmosféricas, y poder verificar que momentos es el más adecuado para cultivar.
Por otro lado, Sara Guardado, referente ambiental en el departamento de Ahuachapán, El Salvador, explica que son más mujeres las que están participando en procesos de formación, brindados por expertos y expertas en el tema ambiental y que eso ha generado un crecimiento de interés por parte de otras mujeres en querer conocer más sobre la agroecología.
“Son más mujeres, las que están asumiendo responsabilidad en el cuido ambiental, por medio del monitoreo climático y de la elaboración de productos orgánicos, los huertos también motivan, por que otras mujer al ver que las compañeras están produciendo alimentos sanos, pues quieren ver esos frutos, y en el marco del día de la mujer rural, creo que es de gran importancia que las mujeres se empoderen en estos temas, y que sean ellas las que cambien un sistema dominado por hombres, es el turno que nosotras cambiemos la historia para bien” dice la ambientalista.
Las mujeres siguen insistiendo con huertos frondosos y haciendo un llamado a las elites economías en parar de contaminar y destruir la tierra con malas prácticas ambientales. Hoy por hoy los huertos de estas mujeres siguen generando una revolución sin agroquímicos y amigable con el planeta.
Parte de los técnicos y técnicas de la Campaña Mesoamericana de Justicia Climática, han monitoreado el trabajo por la defensa de los territorios y claramente muestran que son las mujeres las defensoras, del agua, la tierra, alimentos y hoy por hoy, tambien son las que monitorean los cambios climáticos en sus comunidades para conocer los momentos adecuados para cultivar.
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Justicia climática para las mujeres, “nuestros aportes y demandas desde Centroamérica”
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